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La huella árabe valenciana y los pueblos de la Vall

10, abril | La Vall D´Albaida
Bocairent font mariola

La Comunidad Valenciana, al igual que muchas otras partes de España, tiene una rica herencia que proviene de la civilización musulmana. Los vestigios de su presencia son aún visibles en algunos monumentos, y otras veces en costumbres o folclores difuminados con el paso del tiempo, pero aún arraigados entre las gentes. Cerca de la Finca San Agustín, la huella árabe de la conquista de la península también perdura todavía, y puede visitarse y recordarse. Es necesario ponerla en valor por los avances y la riqueza que trajeron a nuestra tierra –en la agricultura, la arquitectura, la lengua, la cultura…-. Si te interesa descubrir los tesoros escondidos que dejaron los árabes, muchos de los pueblos de la Vall son la huella viva de su paso.

Albaida, una de estas localidades, debe su nombre a la voz árabe “al-baydà”, que significa literalmente “la blanca”, llamada así posiblemente en referencia al color de la tierra de cultivo así como del resto de la comarca. Aunque el asentamiento en la zona se remonta ya a los íberos, la ciudad en sí fue fundada por los musulmanes. De la época de la fundación de la ciudad forman parte algunas alquerías que subsisten o el Castillo Viejo de la villa, que es Bien de Interés Cultural. Este se ubica sobre un cerro con visión estratégica, y fue ocupado primero por los íberos como fortaleza. Sin embargo, los restos que se conservan son de la época andalusí, cuando el lugar era ocupado posiblemente como un importante centro militar en el área. Todavía pueden verse trozos de muralla, dos aljibes –construcción tradicional árabe de almacenaje de agua- y las bases cuadradas de las antiguas torres. Además, los musulmanes construyeron en Albaida las primeras murallas en el siglo XIII. A partir de estas, aprovechando tres de las torres de defensa -la de Poniente, la central y la torre palacial-, nació el Palacio de los Milà y Aragó, que actualmente es el monumento más importante de la localidad.

En este recorrido por la tradición árabe de Terres dels Alforins –o Alhorines en árabe, que significa granero o granero de trigo, llamado así por la importancia de la zona en el cultivo de cereales- llegamos también al Barrio Medieval de Bocairent, que conserva las calzadas de época árabe y el modelo urbanístico islámico, ya que fue esta civilización la que fundó el poblamiento actual. Además, la ciudad tuvo una cierta consideración durante la época andalusí, ya que allí se especializaron en el tejido de linos y paños blancos, que alcanzaron gran éxito, y era una de las pocas localidades donde se organizaban mercados para comerciar.

Con la disolución del califato de Córdoba, la villa pasó a pertenecer a la Taifa de Denia, una vez llegado el siglo XI. El castillo de Bukaïran –Bocairent-, ya desaparecido, fue uno de los más importantes del Reino. Incluso nacieron figuras de renombre en la localidad, como el poeta Abu Marq Muhamar lbm Ruhaim, autor de "mozarkas o jarchas" escritas en mozárabe.

Siguiendo con Agullent, pueblo de unos 2000 habitantes, la dominación musulmana dejó los restos de una torre defensiva, una alquería árabe –finca agrícola cuya voz proviene del árabe “al-qaria”, que significa: pueblo, caserío- y una necrópolis. Por su parte, en Atzeneta d’Albaida, el propio núcleo de población tiene origen islámico. Se trataba de una alquería cuyo nombre deriva de la palabra bereber “azenet”, haciendo referencia a los zenatas, una tribu bereber de Argelia.

Se puede visitar también el Castillo de Carrícola –cuyo pueblo era una antigua alquería musulmana-. Este está constituido por un patio de armas y una torre de planta rectangular cuya construcción data entre los siglos X y XI, posiblemente bajo el periodo almohade, última época de dominación islámica. La torre vigía, construida con técnica de mampostería y argamasa, posee las características arquitectónicas típicas de estas construcciones islámicas.

La villa de Ontinyent también está documentada con orígenes musulmanes desde el siglo XI. Allí nació el poeta al-Untinyaní, y se sabe que el castillo de Ontinyent (hisn Untinyân) constitutía una etapa de paso en el camino de Murcia a Valencia. Aunque en la ciudad han pervivido pocos restos estructurales, las ventanas del Pou Clar o las famosas covetes dels Moros, que se encuentran en barrancos entre Ontinyent y Boicairent, muestran la importancia de la civilización islámica en la zona. Las cuevas eran probablemente graneros comunales que pertenecían a las comunidades campesinas de la época andalusí, construcciones que tenían su origen en la sabiduría del pueblo bereber.

Aquí solo nombramos algunos, pero la mayoría de los pueblos tanto de la Vall como de las comarcas limítrofes tienen su origen en asentamientos y alquerías musulmanas, y están esperando que los visiten. Moixent, de la comarca de la Costera, o Banyeres de Mariola, del norte de Alicante, son solo algunas otras localidades en las que los restos y tradición islámica han dejado un patrimonio reconocible.

Y no solo en las villas… En rutas y caminos se conservan también molinos de época árabe y otras numerosas construcciones agrícolas y para el almacenamiento de agua. Además, no se pueden dejar de lado las fiestas de Moros y Cristianos que son propias de esta parte de la Comunitat y de muchos de sus pueblos. Esta fiesta es una mezcla de los recuerdos del dominio islámico, de tradiciones religiosas, paganas y lúdicas. Es una manera de poner en valor esa época de nuestra historia, una fiesta que ha conseguido representar el pasado y no dejarlo en el olvido.

Como se puede ver, las huellas del paso musulmán durante siglos en nuestra zona ha dejado un importante legado. Si te alojas en la Finca San Agustín, tendrás estas localidades cerca para visitar y para que puedas imaginar, acompañado de familia o amigos, un tiempo en el que la civilización islámica dominaba estas tierras.

 

 

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